Variables Psicologicas


VARIABLES PSICOLOGICAS
El entrenamiento del jugador esta influenciado por diferentes variables psicológicas, como pueden ser:
Estas variables pueden trabajarse para que influyan de manera positiva en el entrenamiento de los jugadores.


Vamos a tratar dos: la motivación y la concentración.

Ø  LA MOTIVACIÓN
Una comprensión profunda de la motivación, requiere también la comprensión de los factores que influyen en ella, así como los métodos para su mejora.
La motivación puede definirse simplemente como la dirección e intensidad del esfuerzo. La dirección del esfuerzo se refiere a lo que el individuo busca o a las situaciones por las que se siente atraído; y la intensidad se refiere a la cantidad de empeño que la persona emplea en una situación determinada.
También la podemos definir como la fuerza que activa y dirige el comportamiento.
En la motivación influyen tanto factores de personalidad, como variables sociales y de pensamientos, que interrelacionados entre si que conforman la motivación; los cuales aparecen cuando una persona realiza una tarea sobre la que es evaluada, o compite con otros, o intenta lograr algún nivel de éxito.
La motivación influye sobre:
- El aprendizaje de los deportistas reforzándolo y aumentándolo.
- El rendimiento, ya que el deportista motivado pondrá todo su empeño y aumentara su rendimiento.
- La satisfacción del deportista que estará contento con la labor que lleva a cabo.
- La elección de la actividad, ya que el deportista elegirá las actividades que mas le motiven.
- La persistencia, intensidad y frecuencia del entrenamiento del deportista, ya que si este esta motivado será mas persistente y pondrá mas intensidad para lograr nuevos retos, e incluso a pesar de la adversidad.
- El esfuerzo que emplee el deportista se vera muy afectado por su motivación, ya que si esta es alta aumentara mucho su esfuerzo.
¿Qué puedo hacer para que mis alumnos/jugadores
se interesen y se esfuercen por mejorar?
Lo primero sería conocer los factores por los que el jugador afronta la tarea con más o menos interés y esfuerzo.
El significado que para ellos supone conseguir aprender lo que se les propone. La significatividad de la tarea, es por tanto, factor clave.
Las posibilidades que consideran que tienen para superar las dificultades que conlleva el lograr los aprendizajes propuestos. En la iniciación al baloncesto este es un factor fundamental.
El costo, en términos de tiempo y esfuerzo, que presente la tarea, aún después de considerar su aptitud para lograr alcanzar el aprendizaje deseado.

Aprender significa incrementar sus capacidades, haciéndolo más competente y, haciéndolo disfrutar con el uso de las mismas. Aprender algo que les haga mejorar, es intrínsecamente motivador para ellos; siendo capaces de trabajar ensimismados un mismo gesto técnico, superando el aburrimiento y buscando por sí mismo solución a los problemas que se le presenten.
Su implicación dependerá de la percepción de utilidad que le de al aprendizaje. Los jugadores pretenden aprender cosas útiles; si ellos no la consideran así, pierden el interés y disminuye el esfuerzo. Es por ello que si la utilidad del aprendizaje propuesto no tiene para ellos valor intrínseco, debemos aumentar el mismo mostrando como esta tarea nos posibilitará la consecución mas delante de otras más complejas (e intrínsecamente motivadoras para los jugadores). Por ejemplo: de las salidas sin balón al “látigo” de Bodiroga.
En muchas ocasiones, el esfuerzo y el aprendizaje, pueden percibirse como útiles o inútiles dependiendo de incentivos externos; en nuestro caso, de las recompensas sociales. La simple aprobación social que pueda ejercer el entrenador; o la admiración del resto de compañeros por ser capaz de ejecutar correctamente determinada tarea, le proporciona tanto o más recompensa que el propio interés intrínseco de la tarea.
La enseñanza del baloncesto no se realiza de forma impersonal, sino en un contexto social en el que las relaciones con el entrenador y con el resto de compañeros, puede afectar al grado de aceptación. Los jugadores necesitan sentirse aceptados tanto más, la motivación de afiliación al equipo es muy fuerte. Cuánto más alta sea esta motivación de afiliación, más alta será la motivación por aprender y mejorar, para sentirse partícipe de todo lo que suceda con el grupo. Por tanto, es esencial, crear una imagen positiva del grupo como identidad propia.
En infinidad de ocasiones hemos observado que durante el desarrollo de una tarea, nuestros jugadores van perdiendo atención, comienzan a distraerse y el ritmo de ejecución cada vez es menor. ¿A qué se debe esta desmotivación?
Los jugadores se desmotivan si no saben cómo ejecutar la tarea. Si la dificultad no disminuye, se desiste en hacer nuevos intentos por mejorar la respuesta. Ante esta reacción, como entrenadores debemos ofrecerles herramientas para que puedan ir mejorando sus respuestas motrices y no se llegue a la frustración y, con ello al abandono.
El hecho de tener que repetir de forma regular una misma tarea con el objetivo “oculto” de mejorar un determinado contenido, puede llevar a percibir la actividad como una obligación pesada y aburrida. En cambio, plantear actividades en no rutinarias que impliquen la posibilidad de hacerlas bien o mal, puede dar lugar a la percepción de la tarea como reto, aumentando la motivación a realizarla correctamente. Claro ejemplo de esta respuesta, se observa en las rutinarias “entradas a canasta” en las que si no se modifica la situación, nos lleva a un rito obligado.
Que la consecución de la meta interese personalmente al jugador, provoca un interés por el aprendizaje en cuestión.

A modo de síntesis enumero a continuación una serie de recomendaciones que hace Pintor (1987) para conseguir motivación en niños durante la iniciación deportiva al baloncesto:
Todas las actividades se deben desarrollar en forma de juegos.
Dejar que los niños actúen, que practiquen por sí mismos. Promover estilos de enseñanza de búsqueda.
Diseñar juegos realizables pero que supongan un reto. Tener en cuenta la zona de desarrollo próximo de cada niño e individualizar la enseñanza.
Realizar situaciones que supongan cierto riesgo y azar.
Organizar competiciones de diferentes tipos. La competición como medio educativo y motivacional.
Animar constantemente, ser dinámico y activo. Evolucionar por todo el terreno dando información en tono positivo a todos los niños.
Saber escuchar a los jugadores. El niño como sujeto activo de su propio aprendizaje.
Despertar la curiosidad con material nuevo, preguntas o situaciones problema. No caer en la rutina y sobre todo, implicar cognoscitivamente al jugador.
Crear un clima positivo.

Ø  LA CONCENTRACIÓN
Si el objetivo central es el resultado, la concentración se cae porque intervienen múltiples variables que no se pueden controlar tales como: el contrincante, el árbitro, la suerte, etc.  El jugador se vuelve demasiado inestable, vulnerable y como consecuencia, las derrotas se vuelven más frecuentes. La mente centrada en el resultado genera jugadores deprimidos e irritados frente a la adversidad. Y este tipo de quiebre mental no hace más que poner en evidencia la poca cantidad de futuro positivo que pueden considerar.
La concentración está en la entrega total en el juego, donde el control es absoluto y, como una consecuencia, aparecerán los resultados. Aquí el jugador se mantiene concentrado y sumergido en su esquema de juego. Se olvida de que hay un árbitro, compañeros con errores, no considera a los adversarios, ni a la tribuna, ni nada que le impida rendir al máximo.
La característica fundamental del jugador inundado por emociones es que presenta un alto nivel de desconcentración, de distracción constante frente a estímulos externos que limitan la puesta en juego de sus capacidades. Presenta cambios de ánimo muy bruscos y ciclos consecutivos de emoción muy alta, en donde el jugador se pone eufórico y luego se desploma anímicamente al recibir un punto en contra.  Esto perturba el desempeño del jugador y/o del equipo.


Cuando la excitación o activación aumenta más allá del nivel óptimo que se requiere para realizar una tarea, paralelamente se produce un descenso de la atención acompañado de incapacidad de cambiar a otra estrategia atencional más adecuada, es decir, al aumentar la activación el foco atencional se reduce e interioriza, con lo cual el deportista se torna incapaz de recobrar el control sobre su rendimiento sin ayuda externa, este fenómeno se llama “Choking” (agarrotamiento) y tiene como efectos más visibles: cometer errores inexplicables, el desplazamiento de la atención y la pérdida de concentración.
La solución ideal no es recuperar al deportista de su “agarrotamiento” (empresa nada fácil) si no prevenir para que no se produzca, con un programa adecuado de entrenamiento psicológico: relajación, control de pensamientos negativos y concentración.
La habilidad para concentrarse es una destreza que puede desarrollarse y perfeccionarse con la práctica. El entrenamiento consiste en aprender a focalizar nuestra atención en los estímulos relevantes y apartarla de los irrelevantes.
Cuanto más nos gusta o divierta una tarea, más fácil es concentrarnos en ella; cuando el deportista goza con lo que hace entonces la concentración es total y espontánea.
Para un deportista aprender a concentrarse en sus actuaciones no es un lujo, es un requisito esencial para llegar a ser el mejor que puede ser.

Técnicas para entrenar la concentración:
· Concentración en la respiración: Atender a la respiración es una buena práctica, ya que, a la vez se logra la relajación.
Hay que concentrarse en inhalar y expeler el aire y mantener pasivamente la atención, sin forzarla, dejando que la respiración ocurra y limitarse a observarla, sin más, pues tratar de forzar la atención resulta contraproducente.
· Focalización en figuras geométricas: Consiste en colocar figuras en un fondo blanco (una pared), y a una distancia de 1-2 m. estar observándolas durante unos minutos, para después fijar la mirada en otra zona y ver la “postimagen”, reteniendo la postimagen hasta que se desvanezca, y repetir.
Practicar 2 veces al día durante una semana, ayuda a mejorar la concentración externa–estrecha (tiros libres a canasta).
· Concentración en la ejecución: El deportista debe estar en una situación relajante y cómoda.; en esta posición tiene que concentrarse en un único pensamiento u objeto, experimentando su propia capacidad de centrarse en  un único evento.
· Test tipo rejilla: Tachar números en orden lo más rápido posible durante un minuto. Se contabilizan los aciertos, de los que se restan los fallos. Nivel importante de concentración entre 20-30 aciertos. Se puede realizar introduciendo dificultad como hacer ruido, poner música, insultar, etc.
· Escucha sicótica: Proporcionar dos mensajes auditivos, uno a cada oído, y el sujeto debe atender a uno de ellos ignorando el otro, y luego reproducirlo  o en voz alta ir diciéndolo mientras lo escucha.
· Desarrollo de protocolos o rituales de ejecución: Se refiere al establecimiento de protocolos conductuales que el deportista debe trabajar previamente en los calentamientos y entrenamientos, y posteriormente  antes y durante la verdadera competición; dan sensación de seguridad y por ello mantienen la concentración.
Así el deportista asocia la concentración con estos rituales de ejecución.
Ejemplo: ritual, en el vestuario, de ponerse las prendas deportivas, luego durante el calentamiento o estiramiento focaliza la atención en sus sensaciones propioceptivas y respiración abdominal, después del calentamiento se lee su lista de pensamientos positivos y cualidades positivas, etc.
· Enseñar al deportista a reaccionar de forma positiva ante determinados errores: Aquí podemos utilizar dos estratégicas:
1. Automatizar una reacción positiva ante el fallo que sea opuesta a los pensamientos y sentimientos que están desviando la atención del deportista. Ejemplo: ante un fallo, bajar inmediatamente a defender en vez de estar pensando y lamentándose sobre la ocurrencia del fallo.
2. Trabajo en la técnica de detención del pensamiento.

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