Papas-entrenadores

Querido papá y mama,

Creo que este es el momento para explicarte mi problema, estoy seguro que lo vas a comprender y que vas a tratar de ayudarme.
Quiero que sepas que me gusta que me acompañes todos los sábados a los partidos y que me lleves a los entrenamientos, que sepas que te siento cerca por todas esas cosas que haces por mi. Quiero que sepas que te quiero mucho… Pero también quiero que sepas que hay cosas que no hago, porque no se hacerlas, no porque no quiera. Porque soy un niño, papá. Por eso me equivoco. Porque soy un niño.



“Yo” no soy “yo” en el campo, sino el “instrumento” que ejecuta los movimientos que tú y otros señores quieren que hagamos. No sé por qué están tan cerca de las bandas; no hago más que tocar el balón y “caen” sobre mí un sinnúmero de gritos como “pásala”, “tira”, “bota”, “salta”, etc., etc. Y lo que a continuación hago es “todo” y naturalmente mal; y así es en todas y cada una de las jugadas, ya sean mías o de mis compañeros. Comprende papá, tus gritos, los de los otros señores, incluso los consejos de mi entrenador me confunden. Ya se que para ti es muy malo mi entrenador, no me enseña nada, pero no puedo aprenderlo todo de golpe, voy poco a poco y a mi ritmo, y mi entrenador es el que me corrige y me apoya.

Te pido papá, que me dejes jugar mis partidos. Tú ya jugaste los tuyos, me lo has contado y sé que fuiste muy bueno.

¿Sabes papa? No te enojes pero...
No me gusta que me grites desde la grada del campo.
Me da vergüenza que me digas lo que tengo que hacer delante de mis compañeros.
No me gusta que mi entrenador escuche tus gritos, él ya me dijo lo que tengo que hacer en el partido.
Tampoco me gusta que le grites al árbitro, él no me hizo nada… y si me hubiera hecho algo… no lo insultes en mi nombre, porque yo no lo insultaría.
Quiero que todos mis compañeros jueguen, incluso los que saben menos que yo. No me gusta que te enfades cuando me sacan para que entre otro. Los que entran son mis amigos.

Quiero que sepas que hay mañanas que no tengo ganas de levantarme, porque no quiero escuchar todo lo que hago mal, lo que hacen mal mis compañeros ni mi entrenador, no me han enseñado a hacer todo lo que saben hacer los grandes, no han tenido tiempo de enseñármelo porque no soy un hombre chiquito, soy un niño jugando a un juego de niños.
Y sobre todas las cosas… quiero seguir jugando al basquet y que estés siempre a mi lado para llevarme a los campos.

¿ No crees papá, que sería mejor que actuases como papá?
Con una actitud positiva en entrenamientos, partidos (independientemente de su resultado) y actos organizados por el Club.
Anima y apoya al equipo sin protestas, insultos o desaprobaciones a la actuación del árbitro o de jugadores, entrenadores y seguidores (propios o rivales).
Acepta las decisiones técnicas y disciplinarias del entrenador.

Déjame intentar jugar bien, solo soy un niño con una ilusión muy grande por jugar, no me la quites, ni mi creatividad. Te aseguro que los problemas que se presentan durante el juego, los puedo resolver sólo.

De esta manera “sentiré” mis victorias y seré responsable de mis derrotas. Yo te quiero y te necesito en la grada, oyendo de ti y de mamá vuestros gritos de aliento como: “vamos”, “adelante”, y al terminar, quiero compartir con vosotros mis victorias y necesito vuestro consuelo en mis derrotas

Ayúdame papá, no es mucho lo que pido, solamente “déjame ser yo“

Te quiere, tu hijo.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado.

    ResponderEliminar
  2. Demasiada cierta y hermosa reflexion .....😢😢😢 muy emotiva ❤❤❤

    ResponderEliminar